Sin bolsa ni alforja

“Nigeria es un país que, a pesar de los conflictos, la pobreza, el sufrimiento y las grandes contradicciones, está explosionando debido a la abrumadora vitalidad de su población. La búsqueda de una modernización se percibe claramente de acuerdo con los cánones dejados por las potencias coloniales. La Iglesia está bien arraigada en su forma tradicional de experiencia de fe, pero frágil en relación con la creciente búsqueda de bienestar y modernidad.

Veo muy importante la contribución que el carisma del Camino Neocatecumenal puede aportar en este contexto, ayudando a echar raíces más profundas en la roca de nuestra salvación: la comunión con nuestro Señor Jesucristo encarnado, muerto y resucitado para la salvación de todos“.